miércoles, 8 de febrero de 2012

Las hipotéticas aventuras de Hettar y Ender – Parte 2


Publicado por Ender

    Cuando Marcos me dijo que me financiaría para jugar al poker, simplemente bromeó. No lo dijo en serio y es lógico, sería una locura hacerlo y lo comprendí. Hettar me dio ánimos, y comprendí que el dinero no está para jugárselo a las cartas. En el fondo no me importaba mucho. Apuré lo que quedaba de mi cerveza y me levanté para ir al baño. Allí, en el baño, conocí a un hombre que dijo llamarse Roberto. Estaba apoyado junto al lavabo. Al principió me sorprendió ver a un tío tan raro. Me dijo que me estaba esperando. Era del este. Llevaba un anorak raído y un gorro de lana sucio. Tenía las cejas pobladas y la tez muy pálida.
    -No he podido evitar oír tu conversación -me dijo con un acento característico-. Tu quieres jugar al poker sin riesgos y yo quiero hacer una inversión arriesgada.  Se que te llamas Ender, llevo un tiempo observándote. Estas harto de todo. Vas de casa a la universidad y de la universidad a casa. Tu necesitas adrenalina y yo puedo dártela.
    Sus palabras me sonaron muy extrañas y me incomodó bastante la idea de que ese ruso me hubiera seguido durante vete a saber cuanto tiempo.
    -Hay una limusina esperándote dos manzanas mas allá. Esta noche se juega un torneo de texas hold´em sin límite en el casino de Hendaya. La entrada es muy cara, no te lo puedes permitir. Pero yo sí, y de hecho, ya está pagada. Todo lo que tienes que hacer es subir a la limusina
    Me costó un poco reaccionar. Pensé un poco y al final dije:
    -¿Y si no gano?
    -Créeme, -me contestó Roberto- ganarás.
    Abrí la puerta para salir del lavabo y justo antes de que fuera a salir, Roberto cerro la puerta con la mano.
    -Una cosa mas -dijo- no comentes nada de eso a tus amigos. Intentarán persuadirte para que no vayas, pero créeme, tienes todas las garantías de que no te pasará nada. Vuelve a la mesa, siéntate con ellos y haz como si no pasara nada. Cuando transcurran quince minutos, vete. Recuerda, dos manzanas mas allá, en dirección a San Juan. Te estarán esperando.
    Seguí las indicaciones de Roberto y me senté de nuevo en la mesa con mis amigos. Seguí las conversación como si no pasara nada y al cabo de cinco minutos, apuré la segunda cerveza de un trago, me puse la cazadora y salí. Caminé dos manzanas en la dirección que Roberto me había indicado. Se me ocurrió que quizás todo esto solo era una broma de mal gusto y que no habría nadie esperando. Pero no, efectivamente, una limusina estaba aparcada. El chófer se bajo y me abrió la puerta. Era un hombre muy arreglado, vestía con traje y sonreía.
    -¿Usted es Ender, verdad? -me preguntó.
    -Sí.
    -Soy Jesús, de limusinas exprés. Usted ha alquilado una limusina para esta noche, ¿No es así?
    -Bueno, eh... -intenté explicarme sin saber que contestar.
    -Sí, claro que sí. Tengo que llevarle a Hendaya, ¿Verdad? Al casino. Suba, por favor.
    Me sentí algo mas seguro al saber que se trataba de un conductor profesional, y no de uno cualquiera. Cuando subí a la limusina me di cuenta de que me estaba metiendo en algo gordo, pero, ¿Qué queréis que os diga? A uno no le ocurren cosas así todos los días. El viaje a Hendaya fue llevadero. La limusina tenía un minibar que estaba a rebosar. Primero me serví un gintonic. Por cumplir mas que nada, y por entonarme un poco. Después, me serví otro. La ginebra era de calidad y además, ya estaba pagado. Pensé que sería mejor no desperdiciar la ocasión. Luego cerré el minibar y miré un rato por la ventanilla. Todo daba vueltas y sentía una imperiosa necesidad de seguir bebiendo. Así que me tomé un whisky con hielos. No me gustó mucho, porque no estoy acostumbrado al whisky, pero hay que reconocer que tenía textura y sabor. Y así, antes de que pudiera darme cuenta, llegamos al casino. La limusina paró en frente y sin que yo lo pidiera, el chofer se bajo y me abrió la puerta.
    -Hasta luego -me dijo- y suerte en el torneo.
    -Gracias -contesté.
    El casino daba al mar y a la noche soplaba una brisa muy refrescante. Entré en el casino y en recepción me explicaron como funcionaba el torneo. Estaba programado para que durara tres días. Por lo visto era un evento relativamente importante. Estábamos en la madrugada del jueves, así que el torneo acabaría durante la madrugada del sábado. En recepción también me dieron una carta que estaba dirigida a mí personalmente. Decía así:
    "Te alojarás en el hotel Estrella. Cuando acabe la primera ronda, la limusina te estará esperando. Todo está pagado. Puedes beber lo que quieras, todo correrá de mi cuenta. Tu preocúpate de jugar lo mejor posible."
    No quise darle mas vueltas, ni pensar en los pormenores de la cuestión, ni mucho menos en el peligro. Tenía que jugar y además me apetecía. Me lavé un poco la cara en los lavabos y me mentalicé. El torneó comenzó.
    Pasaron dos días y jugué bien. El sábado por la noche tuve mucha suerte y conseguí clasificarme para la mesa final. Solo quedábamos diez jugadores. Había un americano que siempre hacía chistes, y un londinense con sombrero de cowboy. También había un ruso muy serio. Era corpulento y llevaba unas gafas de sol enormes. Nunca hablaba, quizás porque no sabía inglés, que era el único idioma en el que se podía hablar en la mesa. Yo tampoco sabía mucho inglés pero me las apañé.
    Jugamos durante dos o tres horas. A las dos de la mañana, la organización hizo un alto y nos dio una hora de descanso. Me acerqué a la barra y sin que yo dijera nada, me sirvieron un gintonic. El camarero me hizo una seña.
    -La señorita invita -anunció.
    Miré a mi derecha y, en efecto, una mujer rubia con un vestido rojo de lentejuelas me estaba mirando. Era una mujer de unos treinta años, calculé, y bastante guapa.
    -Ender, ¿Verdad? -me dijo. Titubeé un rato y al fin contesté.
    -Sí, el mismo, ¿Nos conocemos?
    -Yo a ti sí, pero tu no a mí. Me llamo Aliona, Aliona Smirnov. He venido a traerte un mensaje. El caballero ruso... El jugador... ¿Como se llama?
    Supuse que se refería al ruso que os he mencionado antes. Me giré. Estaba sentado en una mesa, solo, con un buen vaso de vodka. Tenía la misma cara seria y seguía con las gafas de sol puestas.
    -¿Aquel? -indiqué ladeando la cabeza en dirección al ruso- ¿André Vorobiov?
    -Sí, ese -dijo entonces Aliona-. Está haciendo trampas.
    -¿Trampas? Eso es imposible.
    No me lo creí. Volví la mirada a mi vaso y pequé un trago. Buena ginebra, debía ser la misma que la de la limusina. Aliona permaneció en silencio unos instantes, dejándome beber. Luego habló de nuevo.
    -Te digo que es cierto. Le chivan las cartas que llevan los demás jugadores. ¿Sabes que el torneo será televisado, no?
    -Sí, lo se. Nos han dicho que levantemos las cartas hacia la pequeña cámara que cada jugador tiene en la mesa. Así luego podrán incluirse las jugadas en el vídeo.
    -Exacto -dijo ella-. Bien, pues el casino lo esta amañando. Le chivan vuestras cartas a André. El disimula bien, pierde alguna que otra vez a posta. Si no me crees haz la prueba. Ve a alguna mano con malas cartas, verás como te resube todas las apuestas.
    El torneo comenzó de nuevo. Hice la prueba tal y como me había indicado Aliona y, en efecto, ella tenía razón. El ruso hacía trampas. Algunos jugadores fueron eliminados. Se me ocurrió que podía delatar al ruso. Pero vaya, tenía un buen montón de fichas y me veía como posible ganador. Si descubría el pastel, quizás el torneo resultaría suspendido. Como mínimo, me reembolsarían la entrada, eso estaba claro, pero... ¿Y mi financiador? El tal Roberto, el me había pagado todo. El hotal, la limusina, hasta las copas. Estaba en una situación crítica. Si perdía, a saber como se lo tomaba Roberto. Pensé que lo mejor sería dejar de mostrar mis cartas a la cámara. Saltarme las reglas. Al fin y al cabo, no había firmado nada que me obligara a hacerlo.
    Y así, desde ese momento, jugué sin que la pequeña cámara viera mis cartas. El ruso, André, se mosqueo. Me miraba constantemente y en una ocasión, hasta noté que le temblaban las manos. Sin trampas no era buen jugador, y lo elimine en muy pocas manos. Me hice con todas sus fichas. La organización me llamó la atención. Me recordaron que debía enseñar las cartas a la cámara y les conté que me lo había pensado mejor y que no deseaba hacerlo. Ellos me recordaron que me abonarían una gran comisión por hacerlo, al igual que al resto de jugadores. Pero yo me mantuve firme. Con el montón de fichas del ruso me fue muy fácil ganar el torneo. Estaba hecho. Había ganado mucho dinero.
    El tiempo pasó. Me entregaron el cheque, me hicieron algunas entrevistas, me sacaron fotos y todo lo demás. Cuando todo acabó, pensé que ya no tenía mas instrucciones de Roberto. ¿Qué debía hacer ahora? Pensé que quizás, la limusina me estaría esperando fuera del casino. Salí. La limusina no estaba. En lugar de eso, Aliona me esperaba apoyada en el capo de un volkswagen rojo.
    -¡Sube! -me gritó- ¡Nos siguen!
    Miré a mi alrededor. Todo parecía normal. Un hombre muy grande, otro ruso, vestido de negro y también con gafas de sol, se me acercó mirando.
    -Tienes que venir conmigo -me dijo con un acento muy marcado- mi jefe quiere verte.
    Miré a Aliona, que me hacia señas para que subiera a su coche. Me encaminé al coche y noté que el ruso caminaba detrás mía, cada vez mas rápido. De pronto empezó a correr y yo también tuve que hacerlo para no ser alcanzado. Todo ocurrió muy rápido. Subí al coche y Aliona arrancó.
    -Tenemos problemas -me dijo-. Te buscan. Quieren que les devuelvas el dinero y también me quieren a mí. Te lo explicaré rápidamente. Yo antes trabajaba para ellos, pero me fugué. Sabía lo del torneo y pensé que podía robarles una pizquita.
    El coche iba a mucha velocidad, y yo no sabía donde estábamos. Habíamos salido de Hendaya dando tumbos y estábamos en una autopista. Miré hacia atrás. Varias camionetas negras con las lunas tintadas nos seguía. Pensé que la policía no tardaría en aparecer.
    -Toma -me dijo Aliona-, toma mi smartphone.  ¿Conoces a Hettar, verdad? Es tu amigo. Él puede ayudarnos. Yo lo conocí hace unos meses, cumpliendo un plan que consistía en conseguir información sobre ti. Queríamos saber si eras el adecuado para reventar el torneo e hicimos algunas preguntas por ahí. Pero muy discretamente. Hettar estaba de vinos esa noche y no creo que me recuerde.  No debes llamarle ahora, es posible que le estén vigilando y deduzcan nuestros planes. Déjale un mensaje de voz en facebook, dile que llamarás entre las seis y las seis y media. Yo daré algunos rodeos y espero llegar a Pamplona a esa hora. Hettar sabrá lo que hacer, se lo conté todo aquella noche.
    -¿No dices que estaba de vinos?
    -Sí, tendrá que hacer un esfuerzo mental.
    Me acurruqué en mi asiento. Descubrí que el volkswagen también tenía minibar y me serví un gintonic. Estaba siendo un buen fin de semana.

    miércoles, 1 de febrero de 2012

    Las hipotéticas aventuras de Hettar y Ender - Parte 1


    Publicado por Hettar

      Siempre he creído que una buena historia hay que empezarla atrapando desde un principio al lector. Y esto puede ser con un repentino flashforward que narre una historia en la que han ocurrido acontecimientos aun desconocidos y se plantee una historia que lentamente descubra esos acontecimientos, o tal vez con un inicio impactante que alcance esa extraña parte del cerebro que nos hace dudar, sentir y atraparnos al mismo tiempo.
      Pero como esta no es una buena historia, empezare de una forma más común. Contándoos que no todo lo que vais a leer es ficción, sino pinceladas de realidad adornadas con estrafalarias historias, relatos inconclusos. Posiblemente me preguntéis porque no he escrito la historia tal y como ocurrió. Explicar la vivencia tal y como ha ocurrido. No sabría que responderos. Tal vez, tras un rato meditando sobre el tema, os diría que a fin de cuentas son mis vivencias, y en la misma situación tal vez vosotros no habríais actuado igual.
      Bueno, vamos a centrarnos. Todo comenzó el Jueves pasado, mientras disfrutábamos de una buena cerveza en el Manneken Beer con Etxepare, Leyre, Ender y Marcos. Llevábamos un rato ya hablando de nuestras cosas, una conversación como cualquier otra. Y de pronto, sin previo aviso, Ender pregunto...
      -"Marcos, a ti que te gusta apostar y tal ¿me financiarías para jugar al Poker online?"
      Fue una pregunta que nos pillo un poco por sorpresa a todos. Al final, tras una divertida conversación de supuestos y porcentajes entre Marcos y Ender, Ender se rindió un poco. Se quedo por un instante abatido, pero se recupero y la conversación continúo como la habíamos parado, hablando de la cata de cervezas del día 9 en el Manneken Beer y otras cosillas más.
      Pero a pesar de que la tarde continuo normal, me pareció ver un extraño brillo en los ojos de Ender. Como si su idea aun continuará latente, esperando a volver a salir para cumplirse.
      Pasaron un par de días sin noticias de Ender. El Viernes porque tuvimos una reunión importante en la Asociación, y el sábado porque supuse que estaría estudiando, debido a los exámenes de la universidad.
      //Aprovecho un momento para hacer un lapsus. Espero que a todos os hayan ido bien los exámenes y hayáis alcanzado las notas que os habíais planteado sacar.//
      El domingo me desperté con bastante resaka. La noche anterior habíamos celebrado el cumpleaños de Eva, y no es difícil imaginarse que estuvimos haciendo la cuadrilla hasta las 4 de la mañana. Y me levante pronto, ya que tenía torneo. Así que sin mirar ni los cambios que me habían quedado de la noche anterior ni coger el móvil ni nada salí disparado con la moto.
      Cuando volví eran ya las 2 y algo del mediodía. Picotee un poco y subí a mi cuarto para encender el ordenador y ver el móvil. Y me sorprendió mucho cuando vi 13 llamadas perdidas de Ender. Las llamadas eran entre las 6 de la mañana y las 6:30. No las había visto porque desde hace tiempo ya tengo la costumbre de apagar el móvil a las 2 para evitar hacer y coger llamadas y mensajes inoportunos.
      Rápidamente le devolví la llamada, pero recibí la respuesta de que el móvil está apagado o fuera de servicio.
      ¿Que habia podido pasarle a Ender?
      Abrí el correo y el Caralibro, a ver si hay algún mensaje de Ender.
      ...Segundos de tensión...
      Menos mal, hay un mensaje. Y al abrirlo veo que hay un audio adjunto. Se llama Voice001.wav. Lo Ejecuto.
      "sonidos sordos"...
      Shhhhh
      Shhhhh
      Hettar...¿Este cacharro funciona?...Hettar...Hettar. Espero que te llegue este audio.
      Tengo dudas tío, no sé qué hacer. Creo que la he liado pero mucho.
      He conocido a una mujer, y, bueno, he huido con ella.
      No puedo decirte donde, porque nos persiguen su chulo y unos mafiosos...es una larga historia.
      Te volveré a llamar. Estate atento al móvil entre las 6 y las 6:30 de la mañana por favor.
      Shhhh.
      "Fin del archivo".
      Me quedé perplejo. ¿Qué coño había podido pasar?
      Continuará......